Crónica elaborada por: Verónica Ccarhuarupay

Voluntaria del Programa de Comunicación y Cultura Ambiental de AMPA

Corazones acelerados, sonrisas, carcajadas y nervios eran algunas de las sensaciones que nos envolvían en este décimo aniversario de la Asociación Amazónicos por la Amazonía – AMPA, todas las sedes ubicadas en Loreto, San Martín, La Libertad y Lima estábamos reunidos allí. Cuarenta y seis personas dispuestas a enrumbar hacia aquel lugar en el que celebraríamos una década de existencia.

183 km era la distancia que nos separaba de nuestro objetivo, un viaje de tres horas nos esperaba, pero nada importaba sino llegar hasta Lunahuaná, un distrito pequeño en una zona desértica por la cual atraviesa el río Cañete, mostrándose así como un oasis con todo lo necesario para acogernos por estos días.

Cinco progresivos días resumidos en momentos oportunos, predisposición, en un compartir mutuo y constante, en enseñar y aprender, en intercambiar ideas, en mostrar disponibilidad para el trabajo, capacidad de escucha, de organización y sobre todo de cooperación mutua.

Momentos que sirvieron para conocernos y reconocernos, para lograr entendernos, para integrarnos como familia porque esa es la base de AMPA, la familia y el respeto que hay dentro de ella, hacen que cumpla 10 años conservando la VIDA para compartirla con todos y todas.

Bajo la sinergia que nos enlazaba a todos los ampeanos reunidos, compartimos espacios en los que el trabajo físico nos llenaba de energía para iniciar el día y luego aprender. Ernesto Gonzalez estuvo a cargo de capacitarnos y educarnos. Con simples ejercicios para fortalecer nuestra capacidad de síntesis y de sistematización nos mostró todo lo que podemos hacer si pensamos estratégicamente. Ese aprender se centró en una pregunta “¿Para qué?” la pregunta del millón, un cuestionamiento tan simple que nos transportaba hasta nuestros principios “conservar la vida” y ¿Para qué? Para ser feliz. Respuesta final para todo lo que el hombre busca.

Se observó luego un pequeño homenaje enmarcado en un video, un relato de lo que fue, es y será la asociación dirigida por Karina Pinasco y sobre todo un reconocimiento lleno de emociones a todos aquellos guerreros valientes que son parte de AMPA, con la presencia de Pedro Solano, Heidi Rubio, Carlos Llerena, Luis Espinel y Ernesto Raez, ilustres miembros del consejo consultivo, anunciaban el final de aquel maravilloso encuentro.

Un encuentro que nos inspiró para dejar algunas líneas escritas en papel, en ocasiones algunos versos o palabras simples pero cargadas de emoción y sentimientos, unas cartas dirigidas a un amigo secreto, conocido o no, resumían lo mejor que conocíamos de cada uno de nuestros compañeros.

Y así fue que llegamos a la “Noche de Talentos”, aquel espacio en el que todos demostrarían su disponibilidad, y aquellas ganas de hacer lo que tengan que hacer, por el trabajo en equipo, dejando de lado vergüenzas y miedos, y el solo hecho de hacerlo ya los convertía a todos en vencedores, ya que el mejor triunfo que uno pueda tener es sobre sí mismo.

Llegó el momento de regresar a casa, algunos a Lima o a Iquitos, Otros rumbo a Bolívar, Juanjui, Tarapoto o Moyobamba. Distintas rutas con un mismo camino: resguardar la Amazonía. Llevamos las maletas listas con la nostalgia del disfrute de la familia ampeana y la certeza de haber aprendido muchos conocimientos útiles y aplicables para nuestra vida. Cada una de las cuarenta y seis personas convertimos aquel lugar en una pequeña babel, teniendo las mismas pasiones: la vida y la Amazonía.  De esta manera cada uno regresó a las sedes, con la convicción de continuar siendo un guardián del corazón del Mundo, un guardián de la VIDA.

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