Centro de procesamiento es fruto del trabajo en equipo de las concesiones que integran el consorcio CocoBosque

El coco no era lo único que se percibía en el aire, también era posible advertir la alegría al garete y el orgullo expuesto. A un lado del flamante centro de procesamiento de coco reposaban dos lechones horneados y unas cajas de cerveza a la espera del play de honor. Adelante, el comité de madres cortaba yucas con la prolijidad de cirujanas y un grupo de asociados terminaba de estirar el techo para que el sol no tueste la cabeza de los invitados.

El viernes pasado las dos tiendas que tiene el poblado Dos Unidos, en el Bajo Biavo, Bellavista, rayaron en ventas. Y es que fue un día de fiesta, uno de esos que permanecerá grabado en el recuerdo de todo el pueblo y que seguramente se irá contando, de generación en generación, como el día en que aterrizó el progreso.

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No era para menos pues se trataba de la cristalización de un viejo y ansiado sueño. Valientes campesinos comprometidos con el cuidado de los últimos bosques secos del Huallaga central y sus ecosistemas, inauguraban, por fin, el primer centro de aprovechamiento integral de coco.

Tras meses de trabajo y cálculos matemáticos sobre la rentabilidad del proyecto, el centro ayudará a que 165 familias campesinas e integrantes del consorcio comunitario “CocoBosque” (que une las concesiones para conservación Ojos de Agua, Valle del Biavo y El Quinillal) le brinden sostenibilidad financiera a sus iniciativas de conservación y eleven su calidad de vida.

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La planta tiene una inversión de 30 mil dólares y contó con el apoyo de Amazónicos por la Amazonía (AMPA), además de la generosa contribución de Andes Amazon Fund. Este centro permitirá el aprovechamiento integral del coco orgánico, desarrollando productos como aceite -con mucha demanda en el mercado nacional e internacional- y coco rallado. Cabe mencionar que la combustión de ambos productos se realiza con carbón de coco, ingenioso insumo procesado en el distrito de Picota por miembros del consorcio.

Durante la ceremonia de inauguración, Miguel Tang, director del programa Economías Verdes de AMPA, precisó que esta flamante infraestructura permitirá procesar hasta 500 litros diarios del cotizado aceite, dejando una utilidad neta de 20 soles por litro a los asociados. Esta información arrancó aplausos espontáneos y dibujó sonrisas entre los asistentes, mayormente vecinos y beneficiarios de la obra inaugurada.

Al respecto Hugo Vásquez, presidente de la concesión para conservación Ojos de Agua, apuntó que parte de esa ganancia será destinada al sueldo de los guardianes de los bosques en las áreas de conservación, labor que será asumida por los propios pobladores.

Como se sabe, las concesiones para conservación son parte del patrimonio forestal que el Estado otorga para su administración por 40 años renovables a las poblaciones organizadas, con el fin de que los protejan y aseguren su sostenibilidad. Los principales riesgos de estos espacios ecosistémicos son la expansión de la agricultura de subsistencia, pastizales para ganadería, tala ilegal y las invasiones de migrantes.

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El dato:

Las concesiones para conservación que integran CocoBosque resguardan 20 mil hectáreas de relictos de bosques secos en la región San Martín, con un alto nivel endémico.

 

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