La muestra fotográfica de Amazónicos por la Amazonía (AMPA), titulada Amazonía que Late: guardianas y guardianes de la vida y el futuro, ha sido seleccionada para formar parte de Rostros, Voces y Territorios, una destacada exposición organizada por UICN América del Sur. Esta exhibición, enfocada en la defensa de los derechos en conservación y gobernanza indígena, se presentará durante el Foro Sudamericano de Conservación de la UICN en Santa Marta, Colombia, del 14 al 18 de octubre de 2024, y resaltará el papel crucial de las comunidades en la protección de sus territorios.
Esta muestra, presentará una narración visual que destaca las experiencias de las comunidades indígenas y locales en la protección de sus territorios. A través de impactantes fotografías, se contará la historia de quienes, con valentía y dedicación, resguardan los bosques y la biodiversidad de la Amazonía Andina peruana, tejiendo un vínculo profundo entre la conservación y la identidad cultural.
AMAZONÍA QUE LATE: GUARDIANAS Y GUARDIANES DE LA VIDA Y EL FUTURO
Narración de experiencias | Por Almendra Chingo – Amazónicos por la Amazonía
La Amazonía Andina peruana es un extenso territorio de biodiversidad que respira al ritmo del compromiso y la pasión de quienes la protegen. La Red Nacional de Conservación Voluntaria y Comunal Amazonía Que Late es un testimonio vivo de ese esfuerzo colectivo, conformada por comunidades locales, pueblos indígenas, asociaciones de productores, rondas campesinas, familias, sociedad civil y gobiernos locales. Juntas y juntos lideran más de 180 iniciativas de conservación en el Perú, preservando el patrimonio natural y cultural, fomentando la educación ambiental y generando mayor visibilidad política y social. Gracias a su labor, el Estado peruano ahorra más de 12 millones de soles al año en actividades de vigilancia y control, contribuyendo a la reducción de la deforestación y al combate de los delitos ambientales que amenazan la Amazonía Andina.
En los últimos siete años, miles de mujeres y hombres han entregado su tiempo y esfuerzo, voluntariamente, para proteger cerca de 1.5 millones de hectáreas. Sus manos, su voluntad, y su amor por la Amazonía Andina laten con fuerza en cada rincón del territorio, uniendo el pasado con el presente y sembrando esperanza para las futuras generaciones.
Desde lo alto de la Amazonía, la mirada se pierde en un paisaje infinito. Cada hectárea protegida es un grito de resistencia, un espacio donde la naturaleza respira en libertad. Aquí, el tiempo y el esfuerzo de miles de personas confluyen en un solo objetivo: preservar el territorio que late con vida. (Foto 1: Conservación desde el horizonte).
© Jorge Fachín – Amazónicos por la Amazonía
En estas tierras, la biodiversidad lucha por sobrevivir. Entre las ramas de los árboles, el mono Machín blanco (Cebus yuracus) busca refugio, mientras sus guardianes vigilan con dedicación su hogar, la Concesión para Conservación Áreas Inundables del Bajo Huallaga, en San Martín, los esfuerzos de esta red humana comprometida son cruciales para el equilibrio de estos ecosistemas. (Foto 2: Biodiversidad para la vida)
© Juan Llacsa – Amazónicos por la Amazonía
En la Comunidad Nativa de Nueva Bella, Ucayali, los líderes indígenas como Carmelino Vázquez sienten el suelo bajo sus pies como una extensión de su ser. Cada paso que da le recuerda los caminos que sus ancestros Ashéninkas recorrieron para cuidar los mismos árboles que hoy protege. Su lucha, es preservar el territorio ancestral que ha sido el hogar de su cultura, enfrentando amenazas que ponen en riesgo su vida, su identidad y la herencia de sus hijos. (Foto 03: Territorios ancestrales: una herencia viva que debemos proteger.)
© Juan Llacsa – Amazónicos por la Amazonía
El vínculo entre las personas y el territorio que protegen es profundo, pues es parte de su existencia. Cada paso que dan, cada decisión que toman, reafirma su compromiso con el cuidado de este hogar que los sostiene. En la Concesión para Conservación Alto Huayabamba, Carlos Correa, guardián de este tesoro natural, contempla con orgullo este territorio, donde se preservan las fuentes de agua de la región San Martín. (Foto 04: El vínculo sagrado entre personas y el territorio)
© Juan Llacsa – Amazónicos por la Amazonía
Resguardar el territorio no es solo una tarea ambiental, es también una misión cultural. Las comunidades no solo protegen la naturaleza, sino también sus saberes ancestrales, transmitidos de generación en generación. En Bolívar, en la zona de influencia de la Concesión para Conservación Alto Huayabamba, doña Jacoba Echevarría, nos muestra el arte que ha elaborado con sus manos. Sus prendas no sólo abrigan, sino que llevan consigo la esencia de su cultura, un legado que conecta el pasado con el presente. (Foto 05: Identidad y territorio: preservando raíces vivas)
© Juan Llacsa – Amazónicos por la Amazonía
Las y los guardianes del bosque, además de mantener una profunda conexión espiritual con la madre tierra, se organizan para enfrentar las amenazas externas que la ponen en riesgo. Utilizando tecnología moderna como drones, GPS y cámaras, recorren sus territorios, detectando alertas y protegiendo los rincones más remotos de sus áreas de conservación. (Foto 06: Preparados para defender lo que es suyo)
© Juan Llacsa – Amazónicos por la Amazonía
Las nuevas generaciones tampoco se quedan al margen. Jóvenes llenos de energía e ímpetu se unen a la causa, aprenden de sus ancestros, manejan tecnología, toman fotografías y asumen la responsabilidad de proteger su legado. Rodolfo Calamba, líder de su comunidad, comparte con su nieto Dickerson sus conocimientos en tecnología para salvaguardar el bosque que tanto aman. (Foto 07: La misión de proteger como herencia)
© Juan Llacsa – Amazónicos por la Amazonía
En esta lucha, las mujeres han asumido roles fundamentales, rompiendo barreras y liderando la conservación de la Amazonía Andina. Su participación es clave para cerrar brechas y avanzar en sus proyectos de vida, mientras protegen sus territorios. Melita y Juanita, guardianas del bosque, disfrutan del monitoreo de fauna, conscientes de que son un ejemplo constante para inspirar a más mujeres a proteger la flora y la fauna. (Foto 08: Mujeres liderando y superando barreras).
© Juan Llacsa – Amazónicos por la Amazonía
Todo este esfuerzo no sería posible sin la fuerza de la unidad. La gobernanza de la Amazonía no depende de un solo actor, sino del trabajo colectivo entre comunidades, líderes y aliados que suman sus voces y acciones para proteger estas iniciativas de conservación. La verdadera fortaleza de esta red radica en su capacidad para trabajar juntas y juntos, resguardando la vida que late en la Amazonía. (Foto 09: Fortaleza en la unidad para resguardar el futuro)
© Juan Llacsa – Amazónicos por la Amazonía
El futuro que añoran es claro: un equilibrio donde la humanidad y la naturaleza coexistan en armonía. Lo que hoy protegen florecerá mañana. Cada acción, cada esfuerzo y cada vida dedicada a la conservación siembra la esperanza de un futuro en el que la Amazonía continúe latiendo con fuerza. Como bien lo sabe Carolina, desde la Concesión para Conservación Yaku Kawsanapa, comprometida con su lucha, trabaja por ofrecer un futuro prometedor para su hija y las generaciones venideras. (Foto 10: Un futuro prometedor en armonía con la naturaleza)
© Juan Llacsa – Amazónicos por la Amazonía
El latido de la Amazonía Andina resuena en cada acción de las y los guardianes que la protegen. Su esfuerzo no solo preserva el territorio, sino que siembra esperanza para las futuras generaciones. Esta labor, que une culturas, saberes y comunidades, es un compromiso inquebrantable con la vida, demostrando que, mientras la Amazonía siga latiendo, hay un futuro en el que la humanidad y la naturaleza puedan coexistir en armonía.