
Los domingos se han convertido en el día idóneo para que las familias de Bolívar, en La Libertad, se junten para aprender cómo mejorar sus cultivos de quinua. Pronto iniciará una nueva campaña agrícola y ellos nutrirán sus tierras con abonos naturales y fortalecerán sus plantas con bioles preparados con sus mismas manos. En estas capacitaciones participan hombres y mujeres, que acuden con sus niños para una jornada de aprendizaje y compartir en familia.
Durante el último mes, nuestro equipo de AMPA de la sede Bolívar, integrado por Marco Paulo Gutiérrez, Carlos Correa y Elar Vásquez, se trasladó hasta las comunidades lejanas de Bolívar, Sundia, Ucuncha y Uchucmarca para visitar a las familias de la Asociación de Productores Orgánicos de Bolívar, quienes se dedican a cultivar el grano de oro de los incas, la quinua. Ellos además producen otros granos como lenteja, arveja y trigo, que son empleados en la alimentación básica familiar, sin embargo solo la quinua es cultivada con fines comerciales y de autoconsumo.
El objetivo fue enseñarles cómo preparar sus propios abonos y bioles de forma natural, respetando las normas de la certificación orgánica y ahorrando dinero, ya que, en un cuarto de hectárea, un productor llega a gastar más de 380 soles cuando los compra. Si hacen sus propios abonos el costo baja a 70 soles. Además, los fertilizantes que suelen utilizar los agricultores termina por contaminar el producto por el uso de agroquímicos, mientras que los abonos y bioles cumplen la misma función, de nutrir y proteger, sin ocasionarle daños a la planta, al suelo y a su entorno.
Algunos miembros de la asociación son personas que alguna vez vivieron dentro de la Concesión para Conservación Alto Huayabamba (CCAH) y que después decidieron salir del área para vivir en el pueblo con mejores condiciones de vida; mientras que otros socios viven en el pueblo, pero aun tienen chacras y potreros dentro de la concesión, es por ello que AMPA busca firmar acuerdos de conservación con estos usuarios, donde se establezcan compromisos para evitar la ampliación de la frontera agrícola y la deforestación. A cambio, la familia aprende a utilizar de forma eficiente su parcela y diversifica. En el caso de la quinua, ya se cuentan con casos que han demostrado que, con un buen manejo, en una sola hectárea se puede producir lo que en dos, es decir, que no es necesario rozar y quemar más cantidad de bosque para sembrar, ya que lo que se tiene es suficiente para rendir más y mejor.
Aprender haciendo
Los talleres fueron teóricos y prácticos. Los productores conocieron los componentes químicos que nutren el suelo y las plantas, y aprendieron a encontrarlos en sus casas y chacras, en elementos como cáscaras de huevo, desechos orgánicos, suero de leche, rumi (excremento) de las vacas, melaza, entre otros. Insumos de la zona rural que pueden ser empleados para estos preparados nutritivos.
La asociación es una aliada importante para la gestión sostenible de la Concesión para Conservación Alto Huayabamba (CCAH), es por ello que sus miembros también conocieron los servicios ambientales o beneficios que ésta brinda, en términos de clima, bosque, biodiversidad, calidad del aire y agua, entre otros. Si los páramos (ecosistemas fábricas de agua) y yungas de la concesión desaparecieran, se alteraría todo el ecosistema y la calidad de vida de las personas tanto en Bolívar, como en Cajamarca y San Martín. Además la concesión es hogar de especies emblemáticas del corredor de conservación Abiseo- Cóndor – Kutukú como el mono choro de cola amarilla (Oreonax flavicauda) y el Oso Andino (Tremarctos ornatus), los cuales han vuelto a ser avistados en zonas que antiguamente eran empleados como rutas de caza. Cabe mencionar que Bolívar también es parte de la zona de transición de la Reserva de Biosfera Gran Pajaten (RBGP), y la CCAH forma parte de la zona buffer que colinda con el Parque Nacional del Río Abiseo (zona núcleo de la reserva), por lo que la quinua de Bolívar no solamente cuenta con certificación orgánica, sino también con la marca y respaldo de la reserva.
Este proceso de aprendizaje es clave para la conservación del Alto Huayabamba, y para que la quinua producida por la población bolivariana mantenga sus estándares de calidad y siga siendo cultivada con sabor a conservación. Esta iniciativa recibe el apoyo del Gef- Satoyama Project, Conservation International Japan.