Durante el mes de agosto, Amazónicos por la Amazonía – AMPA recibió la visita del herpetólogo Mathias Dezetter de la asociación francesa Young Biologist View para realizar inventarios de reptiles y anfibios en concesiones para conservación de la región San Martín. Esta iniciativa nace de una preocupación común por conocer y conservar estos animales amenazados y esenciales para los ecosistemas.

Reptiles y anfibios son grupos que se caracterizan por mucha diversidad: de sus hábitats, formas de vida, comportamientos. Existen especies tanto arborícolas como acuáticas, terrestres o fosariales, nocturnas o diurnas.  Se encuentran en una gran diversidad de micro-hábitats. Son seres muy valiosos: bioindicadores frente a la contaminación y al cambio climático,  controladores naturales de plagas en el campo, y mucho más. Pero están actualmente viviendo una crisis de extinción, enfrentándose a varias amenazas arraigadas en su fragilidad, y los mitos y creencias que les rodean.

Foto: serpiente jergón (bothrops atrox)

 

Un grupo vulnerable

Percibidos como criaturas peligrosas, los reptiles y anfibios son en realidad especialmente vulnerables a la presión antrópica y a los efectos del cambio climático. Son muy sensibles a la destrucción, modificación y fragmentación de su hábitat ya que tienen poca capacidad de dispersión, por lo tanto la deforestación les afecta aún más que otras especies. Además, son animales ecotermos, es decir que regulan la temperatura de su cuerpo en función de la temperatura externa, a diferencia de los endotermos como los mamíferos que generan su propia fuente de calor interna. Esto les vuelve mucho más vulnerables a los cambios de temperatura. En el caso de los anfibios, dependen tanto de la calidad del aire como de la calidad del agua, y les afecta mucho la contaminación química que puede ser causada por los residuos de los agroquímicos. Por eso son bioindicadores, es decir que su presencia es un indicador del nivel de preservación de un ecosistema.

Foto: rana pristimantis

Un grupo desconocido y mitificado

Existe un gran desconocimiento acerca de estos animales en comparación con otros grupos como las aves y mamíferos. Pocos estudios o inventarios han sido realizados y existe una gran diversidad de especies, con muchas especies cripticas, difíciles de encontrar o con alta estacionalidad. Este desconocimiento se acompaña de un sinfín  de mitos y creencias arraigadas en las culturas. A raíz del miedo y de la fascinación que generan, se ejerce una gran presión antrópica sobre ellos a través del tráfico de fauna silvestre y de las matanzas sistemáticas. Sin embargo, estos animales suelen tener un ciclo de vida muy largo. Se reproducen luego de varios años de vida, de tres (algunas serpientes) a quince años (algunas tortugas) según las especies; con lo cual cada muerte tiene un impacto considerable en la población.

Foto: amblypyga (heterophrynus elaphus)

Conservar reptiles y anfibios: una apuesta por el futuro de los ecosistemas

El inventario de reptiles y anfibios, además de ampliar el inventario pre-existente, permite una mejor caracterización de los ecosistemas y de su estado de conservación. Permite identificar especies que podrían ser amenazadas y tener interés para proyectos de conservación, investigaciones  científicas o para el desarrollo del ecoturismo.  Caracterizar la herpetofauna presente en las concesiones para conservación es esencial para fomentar proyectos e iniciativas para la conservación de los reptiles y anfibios y planificar el uso sostenible de los recursos relacionados.

Para fomentar la conservación de reptiles y anfibios, es preciso apreciar su belleza y su biología única, pero también entender los servicios ecosistémicos que pueden proveer y los intereses económicos que se pueden valorizar mediante su conservación y su uso sostenible para el ecoturismo.

  • Reptiles y anfibios son depredadores y controladores de plagas, en la chacra son de una gran utilidad así que generan servicios ecosistémicos mejorando las cosechas y limitando la necesidad del uso de agroquímicos y los gastos económicos relacionados. Las serpientes comen roedores y las lagartijas, sapos y ranas comen insectos.
  • Así como las aves y el sector turístico en gran desarrollo y crecimiento del birdwatching, la observación de anfibios y reptiles puede atraer mucho turismo. Especies endémicas o con particularidades biológicas así como las ranas venenosas o la shushupe son conocidas mundialmente y pueden atraer turistas
  • La crianza de tortugas para su reintroducción en el bosque, como las tortugas terrestres de patas rojas (Chelonoidis carbonaria) o amarillas (Chelonoidis denticulata) o tortugas acuáticas taricayas (Podocnemis unifilis), puede ser una alternativa al consumo para carne de monte o al tráfico de fauna silvestre para mascotas.

 

Se realizaron inventarios de herpetofauna en tres concesiones para conservación apoyadas por AMPA: Bosques de la Bella Durmiente, El Gran Mirador de Juningue, y Chullachaqui – Renecal de Santa Elena. Se trabajó en conjunto con los socios de cada concesión para realizar el trabajo de identificación. En Chullachaqui – Renecal de Santa Elena, se realizó una charla para informar y sensibilizar a los comuneros a la ecología general de los reptiles y anfibios, las principales amenazas que enfrentan, y los mitos relacionados a este grupo. Esta charla fue replicada con el equipo técnico de AMPA.

Entre las especies identificadas más destacadas, se encontraron ranas de cristal (centrolene), varias especies de ranas pristimantis y un jergón (bothrops atrox). Se encontró además una especie de amblypyga (heterophrynus elaphus) en las rocas de la concesión Bella Durmiente que es muy poco conocida, se sabe muy poco de su ecología, y generó interés por parte de investigadores para potencialmente estudiarla.

Este primer recorrido marca el inicio de una alianza a largo plazo entre AMPA y Young Biologist View, hacia un horizonte común para la conservación de estas especies únicas y vulnerables.

Fotos: ranas pristimantis

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