Innovación al servicio de la biodiversidad

El “árbol de la vida” es una palmera asombrosa cuyas hojas, semillas, tallos, frutos y hasta raíces son usados por mujeres y hombres que viven en la Amazonía. Los aguajales, formados casi exclusivamente por palmeras de aguaje (Mauritia flexuosa), constituyen los mayores almacenes de carbono del bajo trópico, con más de 600 toneladas de CO2 por hectárea. Son claves para mitigar los efectos del cambio climático, y albergan una biodiversidad única.

Sin embargo, son amenazados por la tala indiscriminada asociada a la cosecha de su fruto. En los aguajales más cercanos a las orillas de los ríos, se encuentran ya muy pocos árboles hembras por producto de cosechas intensivas mediante tala (el fruto se encuentra a 25 metros de altura cerca de la copa de las palmeras), haciendo más difícil el trabajo de quienes recolectan aguaje. A pesar de que en los últimos años se viene cosechando el fruto del aguaje utilizando subidores que evitan la tala, hoy por hoy los aguajales cercanos a las comunidades tienen solo unos 5 árboles hembra y más de 700 árboles macho. Para cosechar una buena cantidad de frutos de aguaje, hace falta caminar más de 3 km entre pantanos y en promedio se recolectan 60 kg por persona/día, debido a que deben ser cargados en las espaldas de los comuneros hasta donde se comercializa, siendo ineficaz como actividad productiva y afectando la salud de los que lo aprovechan.

En la región Loreto, existen comunidades que trabajan voluntariamiente por conservar sus bosques. Una de ellas es la Comunidad Nativa Kukama Kukamiria de Nueva Unión, titular de la Concesión para Conservación Guacamayo que cuenta con una superficie total de 1,507.90 hectáreas, y está ubicada en el distrito de Parinari, provincia de Loreto, departamento de Loreto. Los estudios realizados en el área revelan grandes riquezas naturales y culturales que hay que conservar, dentro de ella podemos encontrar al mono choro lanudo “Lagothrix lagothricha” y a los aguajales que forman parte de los ecosistemas de humedales, constituyendo áreas prioritarias para la conservación en el Perú.

La cosecha de aguaje representa una actividad socioeconómica y cultural importante para la comunidad, pero las condiciones actuales de baja presencia de hembras productivas en el ecosistema aguajal y la elevada dependencia de la mano de obra para la carga del producto lo hacen un trabajo arduo y, muchas veces, poco rentable.

Como AMPA, venimos apoyando en las labores de conservación de los aguajales desde hace unos años, y estamos comprometidos en generar herramientas que brinden sostenibilidad financiera en la gestión de las iniciativas de conservación voluntaria, es por eso que, desde el programa de Economías Verdes, liderado por el Blgo. Miguel Tang, con el fin de optimizar el proceso y reducir los costos de aprovechamiento, hemos desarrollado un sistema de transporte tipo bote anfibio capaz de transportar entre 4 a 10 toneladas de fruto de aguaje. Este sistema de transporte reduce la mano de obra y optimiza los costos de cosecha. Permite recolectar entre 12 y 15 sacos de fruto por día, en vez de 1.5 por persona derivado del método tradicional que le pone el mayor esfuerzo a la carga del producto que a la cosecha sostenible con subideros. Los montos ahorrados son utilizados para financiar actividades de conservación en la concesión. Además, este sistema involucra a toda la comunidad, permite dividir las tareas generando trabajo inclusivo y es más atractivo para los jóvenes que empiezan a mirar a los aguajales como una oportunidad de desarrollo.

Las primeras pruebas exitosas del bote anfibio abren un esperado camino de posibilidades y oportunidades para aprovechar el aguaje de manera sostenible, sustentando actividades de conservación lideradas por las comunidades comprometidas con la vida.

Nota: Solo en la región Loreto existen 4.5 millones de aguajales que funcionan como plantaciones naturales.

 

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