“Es hora de unir fuerzas, de crear una identidad regional para crear soluciones en favor de la Amazonía. El bosque nos une”. De esa manera Eduardo Costa Taveira, de la Fundación Amazonía Sustentable (FAS) de Brasil, inició su participación en el foro Amazonía Sostenible que, como sabemos, tuvo como marco la reciente Expo Amazónica.

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Sin duda, un espacio de intercambio de conocimientos que buscaba mostrar nuevos modelos de negocios basados en la conservación y el aprovechamiento sostenible de los servicios ecosistémicos y que dio un giro de 180 grados incorporando el enfoque Protección-Producción. Si bien Brasil nos triplica en tamaño, las potencialidades y retos de nuestra amazonía compartida no difieren mucho. El cambio de uso de suelo, la agricultura y ganadería expansiva, la deforestación y megaproyectos de infraestructura, son desafíos comunes y cuyos efectos se ven acrecentados por el cambio climático.

Bosque revalorado

Durante el foro se evidenció que todos estos problemas provienen de modelos de desarrollo incompatibles con la amazonía. “Conservamos para generar desarrollo y la mejor manera de hacerlo es con aprovechamiento sostenible. Las áreas naturales protegidas son un ejemplo de ello”, sostuvo Pedro Gamboa del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas.

Detalló el gran cambio de paradigma que significa para el país dejar de ver las áreas naturales protegidas como santuarios intocables y mirarlos como núcleos de desarrollo. Casos emblemáticos como el Parque Nacional El Manu y las reservas nacionales Pacaya Samiria y Tambopata, muestran que es cuestión que los sectores públicos y privados empiecen a trabajar articuladamente con la población para generar una economía verde, donde el bosque tenga más valor en pie que talado.

Por su parte, Fernando León del Ministerio del Ambiente, señaló que los sectores de energía, ambiente y agricultura deben trabajar juntos para mitigar el cambio climático y generar desarrollo inclusivo, sobretodo si en el Perú la mitad de emisiones provienen del cambio de uso de suelos.

También es necesario, acotó, el contar con un portafolio de proyectos dirigidos a reducir la deforestación y mejorar los ingresos de la población. Asimismo, insistió en la necesidad de contar con nuevas condiciones habilitantes para la inversión pública y privada y señaló que resulta clave la participación del sector privado en la generación de políticas públicas alineadas con la agenda pan amazónica.

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De acuerdo con los panelistas, aún falta mucho por hacer. El reto es buscar mercado, los proyectos entusiasman a las comunidades locales, pero luego no hay donde colocar los productos del bosque en pie. En ese sentido, se necesitan alianzas fuertes para cerrar la cadena. Asimismo, el Estado debe ser consiente del rol que cumplen los bosques para la salud, la educación y la seguridad alimentaria. Los gobiernos destinan presupuestos enormes en obras como carreteras, algunas innecesarias, pero una inversión pequeña puesta en el lugar indicado y con manejo de bosque, puede generar un beneficio mucho más significativo.

El foro contó con la participación de Enrique Ortiz (Andes Amazon Fund) Héctor Soldi (viceministro de Pesca y Acuicultura del Ministerio de la Producción) Pablo Quijandría (viceministro de Políticas Agrarias del Ministerio de Agricultura) Leoncio Ugarte (Representante del Servicio Nacional Forestal y Fauna Silvestre) Jeannete Enmanuel (Santa Natura) Juan González (Althelia Ecosphere) James Leslie (Representante del PNUD) y Luis Campos (Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana).

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